
Recientes investigaciones aclaran que, frente a lo que pensamos, no es que existan personas más apetecibles que otras para los mosquitos, sino que algunos de nosotros poseemos un olor natural de “camuflaje” que nos protege de que nos piquen. Son las hembras las que nos pican en busca de las proteínas de nuestra sangre para producir los huevos (los machos prefieren las flores). Pero su sangre preferida es la de los pájaros y los mamíferos pequeños.
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