Uno de cada seis vehículos que circulan por las carreteras españolas ruedan con neumáticos que deben ser cambiados por su escasa capacidad de adherencia; una tercera parte lleva las ruedas traseras en peor estado que las delanteras, lo que puede plantear situaciones de riesgo; el 73% de los neumáticos tiene la presión más baja que la recomendada, y la mitad de los coches circulan con algún neumático con la presión tan baja como para sufrir un percance en cualquier momento.
De los neumáticos dependen factores como el consumo, la seguridad y el confort de un vehículo, de ahí la importancia de llevarlos siempre en buen estado. Y la llegada del mal tiempo acrecienta la necesidad de revisar el estado de los neumáticos que, además, sufren durante las vacaciones veraniegas un desgaste mayor al habitual.
¿Cuándo cambiar de neumáticos?
Para elegir neumáticos hay que considerar factores como el tipo de conducción y el presupuesto disponible.
Los neumáticos disponen de unos testigos de desgaste situados en el fondo. Cuando esos testigos pueden verse a ras de superficie indican que el dibujo de la rueda ha llegado a su profundidad mínima legal, por lo que la seguridad del conductor peligra y además estará cometiendo una infracción del Código de Circulación.
Cuando se sobrepasa este límite el neumático pierde eficacia, por lo que las distancias necesarias para frenar serán mayores y se incrementa el riesgo de sufrir un aquaplanning (patinazo del coche al pasar por una capa de agua).
Según la asociación Automovilistas Europeos Asociados (AEA), el reglamento de conducción también se preocupa de que el neumático esté en perfectas condiciones. Aunque la banda de rodante cumpla la normativa, hay otros factores como la deformación o los cortes que pueden motivar que a un conductor le impongan una multa.
Los neumáticos hay que cambiarlos cuando observemos alguna anomalía. Asimismo, los conductores deben revisar sus neumáticos cada vez que se rozan un bordillo, pues la rueda sufre un golpe y se deforma. Desde la AEA se recomienda también acudir al taller mecánico cuando un automóvil ha estado un largo periodo de tiempo inutilizado. Según esta asociación, dejar el coche parado un año desgasta más las ruedas que conducir durante 100.000 kilómetros.
Desde el Real Automóvil Club de Cataluña (Racc) aseguran que no hay una época ideal para el cambio de ruedas y que cada caso es particular. Si bien que en invierno hace más frío y se requiere más adherencia a la carretera, la necesidad del buen estado del neumático es extensible a todo el año. Para cambiar de gomas el Racc recomienda considerar el tipo de conducción, el estado del coche y el presupuesto del que se dispone. La fuente de la AEA añade otros factores a considerar, como la zona por la que se conduce o el tipo de carreteras que se utilizan con más frecuencia. No es lo mismo conducir por el norte, que por el sur, como tampoco lo es viajar por autopista que una carretera de montaña.
Por término general y haciendo un uso normal del vehículo, el cambio se suele realizar cada dos años o cada 40.000 kilómetros. Respecto al precio depende mucho de la medida del neumático y del tipo de uso para el que esté fabricado. Si nuestro presupuesto es bajo siempre cabe la posibilidad de cambiar dos ruedas, en vez de las cuatro. Se recomienda montar los neumáticos nuevos en el eje trasero, con el objetivo de asegurar un mejor control del vehículo en situaciones difíciles como derrapes o pérdidas de adherencia, ya que el eje delantero se controla con el volante, aunque la adherencia sea más débil y el trasero funciona mejor y se aprovecha de la adherencia de los neumáticos nuevos.
En ocasiones, los deterioros del neumático están a menudo ocultos. Si el coche vibra o tira hacia un lado puede deberse a un desperfecto de la rueda.
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